domingo, 16 de marzo de 2008

BUENA CORRIDA DEL FANDI Y EL JULI, Y DISCRETA DE FRAN RIVERA


Efe.
Ganadería: Toros de Jandilla, aceptablemente presentados, nobles y justos de fuerzas, que dieron buen juego.

Francisco Rivera Ordóñez: estocada desprendida y dos descabellos (silencio); y estocada caída (vuelta tras petición).

Julián López ´El Juli´: estocada (una oreja); y pinchazo y gran estocada (una oreja).

David Fandila ´El Fandi´: metisaca, media y descabello (silencio); y estocada (dos orejas).

Plaza: Valencia. La plaza tuvo lleno de "No hay billetes" en tarde despejada y agradable, a pesar de una ligera brisa que a ratos molestó en el ruedo.

La inquietud de los toreros, de siempre, de llenar las plazas y cobrar más que nadie, este año se acentúa en Valencia por el fenómeno José Tomás. El hecho de acabar el papel un jueves y con dos toreros de escaso tirón, como hizo el de Galapagar, es un reto para los que vienen detrás y están arriba. Le pasa a El Juli y a Enrique Ponce, a éste además teniendo en cuenta que Valencia es su plaza. Un Juli que eligió fecha de fin de semana y con dos toreros mediáticos , que sin duda ayudan mucho en la taquilla. Lleno asegurado. Pero ojo con el público cuando la afición es sensiblemente minoritaria. Público fácil y aplaudidor, y al tiempo consentido. Quieren lo que quieren, esté reñido o no con la ortodoxia. Casi siempre pasan de lo bueno.

Un ambiente fácil para los de los efectos especiales y más severo para quien va con la verdad y la pureza por delante. Por eso a El Juli le costó mucho más el triunfo. Y precisamente también por eso ese triunfo tiene todavía más méritos.

Un Juli muy metido en la corrida desde el saludo de capa a su primer toro. Los pitos que le exigían de las banderillas, después de tantos años sin ponerlas, delataban la ignorancia de una importante mayoría en el tendido, incomodando al torero cuando iba a coger la muleta. En la faena, no obstante, superó todos los inconvenientes al ponerse el torero sin titubeos en el sitio justo, donde el toro respondía con la mayor emoción. También el trasteo se resolvió en una notable cota artística. Así cayó la primera oreja.

Y en el quinto todavía más. Otra vez la cantinela de las banderillas. Pero otra vez afloró en seguida lo mejor de su toreo: colocación, altura y velocidad. El Juli esperó y llevó al toro desde el primer muletazo con extraordinaria exactitud y limpieza. Crecieron las series en cantidad y calidad, elocuente expresión de mando, poderío y torería. Y las lanzas se volvieron definitivamente cañas en el tramo final. Fin de fiesta de auténtico frenesí. Ahí le dio El Juli marcha a los de la protesta ignorante: un circular doble sin salirse el toro del carril, otro circular de un sólo tramo, un ocho de trazo perfecto, y el arrimón a base de pases del desdén, recortes y alardes. El toro, completamente rendido. Y no se diga el público. Un pinchazo antes de una gran estocada dejó la cosa en una sola oreja.

Rivera desaprovechó su primero, cortándole el viaje en un trasteo que planteó de las rayas hacia dentro. En el cuarto sorprendió con un tercio de banderillas, con soltura y seguridad, aunque con la muleta volvió a las andadas, es decir los medios y espaciados pases, otra vez tratando de que el toro se parara..

El Fandi en banderillas fue el acabose, con una moviola, un par de poder a poder y otro al violín . La plaza echaba humo. Con la muleta no hubo acople y todo se vino abajo. En el sexto, más de lo mismo y como esta vez entró la espada a la primera, se desató el fervor, y el premio de dos orejas.

Fuente: www.diariodecordoba.com

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